miércoles, 22 de diciembre de 2010

Distintas especies













PESCANDO EN VENEZUELA


El mar venezolano está considerado como uno de los lugares donde mejor calidad de agujas se pueden obtener en el mundo, ya que en él es posible capturar en calidad y cantidad tres de las variedades más deportivas de esta especie como son el Sailfish, el White Marlín y el Blue Marlín.

POR MARIANO DE LA RÚA – Aquafish Argentina

La zona por excelencia para estas capturas es la ciudad de La Guaira ubicada a unos 45 km. de la capital, Caracas, sobre aguas del océano Atlántico. En la ciudad de La Guaira se encuentra el puerto más importante de Venezuela, ya que en él se desarrollan la mayor cantidad de tareas portuarias de este país.

Si bien no se caracteriza por ser un lugar de gran belleza ya que en la misma hay una gran cantidad de edificios sobre su costa, si uno se desplaza unos cuantos kilómetros hacia el sur, encontrara lugares más agrestes con hermosos puertos deportivos y playas más desoladas, ideales para recorrer.

Para acceder a esta ciudad, uno debe llegar al aeropuerto internacional de Maiquetía que se encuentra entre su capital y esta ciudad y luego de unos 30 minutos por carretera se llega al mismo.

La mayor cantidad de embarcaciones dedicadas a tours de pesca se encuentra en la marina de Caraballeda, en donde hay una cantidad de barcos muy grande, pero muchos de los mismos pertenecen a pescadores Norteamericanos que llevan sus embarcaciones a este lugar por la cercanía que tienen con la Florida y tienen la posibilidad de volar desde USA en muy poco tiempo y pescar los fines de semana aprovechando de esta manera esta posibilidad sin tener que dejar sus actividades laborales fuera de sus vacaciones.

En La Guaira la zona por excelencia para la captura de agujas es el Placer de La Guaira, esta zona se extiende por muchas millas marinas en donde las profundidades van variando entre los 80 y los 400 metros, dando origen a zonas de fondos rocosos en donde se concentran gran cantidad de forrajeros, alimento sumamente buscado por los marlines y otras especies que habitan la zona.

Nuestros días de pesca

En esta oportunidad habíamos programado con el grupo de pescadores que viajamos un total de cuatro días completos de pesca.


Octubre había sido el mes que en esta oportunidad elegimos para realizar la pesca en este lugar, más precisamente los primeros días , que es una época en donde por lo general hay muy buena cantidad de blancos y velas, dos de las especies que en lo personal más me gusta pescar, ya que los portes rondan entre los 30 y 50 kg con la posibilidad algunas veces de capturar algunos que pueden superar este kilaje.

La jornada comienza a las 8 am y por lo general se extiende hasta las 5 pm, que es cuando se regresa a la marina.

Dependiendo de la época del año los capitanes deciden los lugares en donde se comenzara la pesca, ya que si bien muchas veces en una misma zona podemos encontrar agujas blancas, azules y pez vela, hay momentos en que las especies se sectorizan y solo se capturan de una misma especie de acuerdo a donde se está pescando.

En este viaje estaba obsesionado con poder capturar uno de estos marlines con equipos mucho más livianos de lo que por lo general se utilizan, ya que los equipos utilizados son de 25, 30 y 50 libras para los blancos y velas y de 80 libras para los azules y atunes superiores a los 100 kg.

Si bien en ambos extremos de las bandas sobre los out riggers los marineros habían dispuesto tres equipos de los anteriormente mencionados , yo coloque un equipo ultraliviano compuesto por una vara de grafito de 15 a 20 libras con un reel Penn 850 de spinning cargado con multifilamento de 60 libras pero con una capacidad limitada de unos 150 metros en el fly del barco, sabiendo que en caso de tener un pique ahí las posibilidades de captura estarían muy limitadas porque por lo general una corrida de estos peces me daría muy poco tiempo para poder aguantar su embestida, pero valía la pena correr el riesgo.


Luego de estar haciendo trolling por unos 40 minutos tuvimos el primer pique en uno de los equipos de 30 libras, se trataba deun marlín blanco que debe haber realizado no menos de 8 saltos hasta acercarlo a la embarcación luego de unos 20 minutos de lucha, en esta oportunidad el pescador había sido José que debutaba con esta especie, y pese a su poca experiencia manejo la situación con gran destreza.

Los marineros con gran habilidad acercaron la aguja sobre una de las bandas del barco, fotos de rutina, marcación del mismo y liberación en el menor tiempo posible para no agotar al pez.El haber tenido un pique rápidamente nos daba la sensación de que podíamos tener un excelente día de pesca.

Nuevamente los marineros dispusieron los equipos y seguimos con la misma metodología anterior de trolling.

No había pasado más de 20 minutos cuando el capitán diviso a dos agujas que venían por estribor del barco sobre las carnadas más alejadas .Con gran habilidad disminuyo la velocidad y realizo un viraje de unos 40 grados acelerando nuevamente y generando que los cebos dieran la sensación de tener mayor vida cuando uno de los marlines tomo la carnada más cercana a la embarcación y comenzó una corrida interminable que luego de unos 6 segundos fue clavada por Marcelo.

En este caso se trataba de un vela de unos 40 kg que como el blanco anterior no dejaba de pegar saltos pero en esta oportunidad en lugar de sacar línea, el mismo pez se iba acercando al barco por una de las bandas lo que generó que el capitán tuviese que acelerar sus dos motores para que no se pusiera en la proa del barco.

Marcelo luchó durante unos 15 minutos y vaya a saber uno porque el vela logro desprenderse del anzuelo, logrando su libertad y frustrando las ansias del pescador de poder tomarle algunas fotos.

Por supuesto que esta situación no desmoralizo a toda la tripulación ya que es muy normal que en un buen día de pesca se pierdan varios piques de agujas por motivos varios, sino por el contario los pescadores estaban eufóricos, ya que en no más de una hora y media de pesca ya habíamos clavado dos ejemplares y se había visto a uno más.

Esa mañana tuvimos en total cuatro piques entre blancos y velas de los cuales pudimos marcar y liberar a tres y solamente uno se perdió durante la lucha.

Por la tarde el capitán decidió cambiar de zona para ver si teníamos suerte con algún azul, pero nuevamente los piques que tuvimos fueron de blancos en un total de cinco con la captura de tres y la pérdida de dos.

A las 17 hs. regresamos a la marina con una gran satisfacción por el día de pesca que habíamos tenido.

Por lo general cuando uno realiza un tour de pesca de cuatro o más días, el cuerpo va acusando el cansancio de jornada tras jornada de pesca, es por ese motivo que es muy importante alojarse en un hotel de muy buenas comodidades donde el pescador tiene la posibilidad que después de cada jornada de poder disfrutar de sus instalaciones aprovechando al máximo sus comodidades como son una buena piscina, spa y habitaciones lo más confortables posible.

Al llegar al hotel luego de un día de muchas horas de pesca, luego de darnos un baño reconfortante nos juntamos en la piscina para relajarnos, tomar alguna bebida y charlar sobre todo lo vivido en la jornada.

Al día siguiente luego del desayuno de rutina y cuando nuestro transfer nos trasladaba hasta la marina, en el camino habíamos acordado entre todos los integrantes de la excursión dedicar la mayor parte de este día a tratar de capturar uno de los grandes azules, que en el día anterior no habíamos tenido la posibilidad de hacerlo.

Por tal motivo, me junte antes de soltar amarras con el capitán Wilmer, para comentarle la inquietud de toda la tripulación quien con gran amabilidad acepto nuestra propuesta. La estrategia que elegiría para este día de acuerdo a nuestra sugerencia, seria navegar unas dos horas con rumbo este, que a una velocidad promedio de 20 nudos nos ubicaría a unas 40 millas de la costa aproximadamente.

Al llegar a la zona elegida el procedimiento comenzó con es habitual, tres cañas por banda, y como el día anterior, mi equipo ultraliviano en el fly del capitán. Es increíble, pero cuando uno más ansiedad tiene en la captura de una determinada especie, parecería a propósito pero las posibilidades se dan con todas las demás. No habían pasado más de 15 minutos, cuando una de las chicharras comenzó a rugir con ese sonido tan especial que tiene para el pescador, delatando el pique de un aguja.

Wilmar desde el fly, anunciaba que se trataba de un muy buen ejemplar de pez vela, que luego de ser clavado por uno de los marineros de la embarcación ya que en esta oportunidad el turno le correspondía a Raúl, y dada su poca experiencia en esta pesca había decidido de antemano que si tenía pique lo clavara uno de los marineros para no correr tanto riesgo de perderlo. El mismo fue pinchado con gran destreza y luego de tenerlo asegurado le paso la caña a Raúl para comenzar una lucha que en esta oportunidad se extendió por más de 30 minutos, ya que dio una pelea digna de un muy buen ejemplar de esta especie.

Si bien Raúl tuvo algunos inconvenientes para acercarlo a la embarcación, dado que es lo que sucede por lo general cuando uno pescador toma contacto por primera vez con una aguja, logro hacerlo y comprobamos que se trataba de una vela de unos 50 kg, que luego de la rutina de fotos y marcado, fue liberado.

Es importante aclarar que todos los pesos que mencionamos de cada captura son siempre aproximados, ya que es imposible saber con exactitud su peso real, dado que como en todas nuestras excursiones no sacrificamos ningún aguja y todos son liberados con el menor daño posible, la experiencia y gran cantidad de capturas de la tripulación del barco, tanto marineros como capitanes saben con bastante certeza que peso tienen con el solo hecho de tenerlo al costado del barco al momento de realizar su marcación.

Seguimos en la misma zona de pesca, siempre realizando el trolling con rumbo de sur a norte, ya que el capitán y su tripulación tenían mucha fe en que en este lugar podríamos tener la posibilidad de capturar un azul. Pero a los pocos minutos, creo que no más de diez, tuve mi primera posibilidad de capturar un aguja en mi equipo ultraliviano, ya que la caña que se encontraba en el fly comenzó a sacar línea a una velocidad que no era la que esperaba.

Inmediatamente el capitán me paso la cana desde el fly, y los marineros a una velocidad descomunal comenzaron a levantar junto con parte de la tripulación las que estaban en ambas bandas del barco para que el capitán pudiese hacer la maniobra de reversa evitando de esta manera que el aguja vaciara la capacidad total que tenía en el reel, pero los esfuerzos fueron en vano, ya que en esta oportunidad el pez emprendió su corrida hacia popa vaciando el carretel por completo y cortando el multifilamento.

La adrenalina que genero mi cuerpo fue increíble ya que en todos los años en que he tenido la posibilidad de capturar agujas, esta era la primera vez que lo hacía con un equipo de estas características.

Nuevamente el procedimiento habitual, pero ya con la sensación de que la captura de un aguja con ultraliviano era posible, así fue que luego de un periodo de una hora sin tener ningún pique, de repente dos de las canas que se encontraban sobre las bandas tuvieron corridas simultaneas, y a los pocos segundos la del fly con el ultraliviano tenía una corrida, increíble, tres pescadores al mismo tiempo con tres agujas clavados. En este caso el capitán y los marineros cumplen con una tarea determinante, ya que si estos no conocen el oficio a la perfección los enredos y los cortes son casi seguros.

Se trataba de dos agujas blancas y un pez vela, todos de portes similares entre los 30 y 40 kg, el primero en arrimar el suyo fue José una hermosa blanca, luego arrimo el suyo Martin un vela, y por ultimo quedaba yo con otra blanca que dadas las características del equipo estaba al límite de mis posibilidades, pero dicen los que saben que cuando el pez tiene que ser pescado la suerte es fundamental, y esta vez la suerte estuvo de mi lado, ya que luego de unos 50 minutos d lucha infernal pude arrimarlo a la embarcación.

Como esta blanca estaba muy entera, decidimos subirla al barco, para poder hacer unas mejores fotos y liberarla lo más rápido posible, cosa que logramos. El sueñoo que había tenido desde hacia varios viajes de capturar un marlín con un equipo totalmente diferente a los que usualmente se utilizan se había concretado.

Ya eran las 14 hs y solo para concretar un día de los que es muy difícil olvidar nos faltaba poder capturar un azul, pero la conformidad del grupo era tal que nos relajamos muchísimo y la ansiedad que teníamos al comenzar la mañana se había ido.

A las 16 hs, el capitán como es habitual en estas excursiones puso proa hacia el amarradero, pero haciendo trolling hasta las 16:30 , horario en que se da por finalizado el día de pesca.

En ese momento pasamos por una zona en la que los días anteriores no habían tenido muy buenos resultados. Uno de los equipos tuvo una corrida impresionante, esta vez Raúl se animo a realizar la clavada y como si el día no quisiera que nos fuésemos con las manos vacías y sin un azul, tanta paciencia tuvo sus frutos, el capitán acusaba desde el fly que se trataba de uno de ellos de mediano porte.

La lucha duro unos 35 minutos, ya que el azul había picado en un equipo de 50 libras bastante más potente que los de 30 libras. Al arrimarlo a la embarcación la tripulación acuso un peso aproximado de 80 kg. que para esta especie y esta zona no es de los más grandes.

A las 18 hs ya nos encontrábamos en la marina, con la sensación de haber vivido uno de los días más maravillosos de la pesca de agujas que habíamos tenido hasta ese momento.

Los siguientes dos días de pesca fueron bastante similares a los anteriores, muchas capturas de velas y blancos, y dos capturas más de azules con portes entre los 90 y 120 kg.

Lo más destacable del cuarto día de pesca fue que concretamos una cuatripleta, como la llaman los venezolanos, cuatro marlines capturados a la vez por cuatro pescadores simultáneamente, donde puedo asegurar que la locura que se origina en la embarcación en una situación como esta es muy difícil de describir, y en donde el capitán y sus marineros demuestran todo su profesionalismo en este oficio.

El balance de los cuatro días de pesca había arrojado un total de capturas de más de veinte agujas entre velas, blancas y azules algo que no es tan habitual en un tour.